Incendios forestales, ¿cómo son?, ¿cómo se comportan? (III)

Seguridad del personal que interviene en las tareas de extinción

La mayoría de las áreas forestales se caracterizan por ser zonas abruptas, de orografía complicada, y relieve muy accidentado con numerosos barrancos, laderas pendientes, roquedos, cortados, etc.; y con frecuencia pobladas de una densa vegetación de matorral más o menos pinchudo, aspectos estos que dificultan sobremanera el acceso de los medios terrestres a las áreas afectadas.

Esto hace que el tránsito de las personas por estas áreas puede hacerse difícil y complicado con riesgo de caídas, arañamientos, agotamiento por subir pendientes, etc.; sobre todo se se desconoce el terreno, se está poco acostumbrado a caminar por el monte, o se tienen limitaciones físicas.

Estas condiciones del medio tienen aún mayor importancia si de lo que se trata es de escapar rápidamente de situaciones de peligro.

Un incendio forestal como todos los incendios, supone la aparición de un fuego no controlado, localizado en este caso, en los terrenos forestales, con la particularidad de que deberá ser sofocado con la mayor rapidez posible para evitar que su propagación produzca daños a los recursos naturales, a edificaciones y urbanizaciones enclavadas en los montes así como a las personas que pudiesen verse afectadas por el mismo.

Para evitar o mitigar los daños que puedan sufrir las personas que intervengan en la extinción es necesario establecer una serie de medidas y medios de protección personal que se habrán de tener en cuenta prioritariamente en la extinción.

El riesgo que supone la presencia del fuego así como lo imprevisible de su comportamiento (consecuencia de las variables conocidas como la climatología y la orografía del terreno, sumadas a las temperaturas que se alcanzan en la zona afectada) , los trabajos de extinción se desarrollan frecuentemente bajo una gran tensión nerviosa, un cierto estado de exitación y ansiedad por querer extinguir el fuego lo antes posible, aspectos éstos, que contribuyen a la falta de organización y coordinación de dichos trabajos y que pueden dar lugar a situaciones de desconcierto ante un peligro inminente.

En general, se actua bajo condiciones sofocantes de calor, pues al propio desprendido por el fuego, se suma el debido a las elevadas temperaturas de los meses de verano, generalmente, época en la que se producen la mayoría de los incendios.

Cuando hay que trabajar de noche las dificultades provienen de tener que desenvolverse con la consiguiente dalta de visibilidad.

Además, con frecuencia, es preciso prolongar la jornada normal de trabajo de extinción por la duración del incendio y la falta de personal para hacer los oportunos relevos.

Todo ello genera en el personal fatiga, cansancio, escasez de reflejos y en definitiva un agotamiento tanto físico como psíquico que contribuye a aumentar el riesgo de accidente.
En estas condiciones de trabajo se hace necesario utilizar una serie de herramientas en la extinción, cuyo transporte y manejo es de por sí peligroso, especialmente, hachas, hachas-azadas, motosierras y motodesbrozadoras que al tener filos cortantes pueden producir accidentes a los mismos que las usan o a otros compañeros.

Dado lo expuesto se hace necesaria la observancia de medidas elementales que permitan la seguridad de las personas que intervienen en un incendio forestal.

Equipos de protección personal

Además de tener una suficiente capacitación el personal que participa directamente en las tareas de extinción de incendios deberá disponer necesariamente de una equipo individual de protección apropiado a las condiciones del trabajo a desarrollar que a la vez que robusto, permita desenvolverse con comodidad.

Mono o pantalón y camisa de tejido ininflamable. Su diseño debe ser lo más sencillo posible para que permita cualquier clase de movimiento.
Botas, de cuero de buena calidad, ajustadas al tobillo, con suela gruesa de material aislante y dibujo profundo que dificulte el deslizamiento.
Casco, de material no metálico ligero, ininflamable, resistente a golpes y al calor. Provisto de barboquejo para su mejor ajuste.
Guantes, de material resistente y a la vez ligero y flexible, forrados interiormente de un tejido suave.
Gafas, de montura transparente, flexible, envolvente y perfectamente adaptable a la parte superior del rostro, dejando libre la zona buconasal.
Mascarilla antihumo, de material flexible, ininflamable, perfectamente adaptable al rostro y cubriendo solamente la zona buconasal y provista de dos filtros recambiables.
Cinturón, de tejido fuerte del tipo , no inflamable, y provisto de una serie de ojetes metálicos para colgar diferentes útiles y herramientas.

Como accesorios complementarios a este equipo se puede llevar

Cantimplora.
Linterna.
Silbato para señales acústicas.
Botiquín personal.

Normas generales de seguridad

Una vez que el medio de transporte (aéreo o terrestre) deja a los componentes de un retén en un lugar cercano al fuego hasta que se da por terminada su actuación en la extinción del mismo, deben observarse, una serie de normas de seguridad por cuyo cumplimiento debe velar el capataz.
El conocimiento y puesta en práctica de estas normas han de permitir que las distintas tareas encomendadas se hagan con las máximas garantías de seguridad para evitar que se produzcan accidentes.

Desplazamiento a pie hasta el incendio

No se debe correr, caminar a un paso normal, siguiendo veredas y sendas y evitando repechos con el fin de no llegar muy cansado al incendio.
Para evitar quedar aislado o perdido del resto del grupo se procurará no quedar rezagado.
Con el fin de evitar heridas propias o a nuestros compañeros, cuando se porten herramientas deberá guardarse una distancia aproximada de unos dos metros entre cada uno de los operarios.
Si el desplazamiento es por una ladera las herramientas deben llevarse por el lado descendente para evitar dañarnos ante posibles caídas ladera abajo.
Cuando se transita de noche se deben utilizar las linternas u otros elementos de visión nocturna poniendo especial atención a los accidentes del terreno como zanjas, hoyos, etc.

Una vez en la zona del incendio

Reconocer el lugar del incendio y decidir sobre las zonas de ataque al mismo, procurándose que sean lugares abiertos.
Determinar cual será el camino de escape por si, en caso de peligro, hubiese necesidad de ello procurando mantener expedita siempre esta vía y las alternativas.
Colocar observadores que avisen de las variaciones en el comportamiento del fuego, aparición de focos secundarios, cambios de viento, desprendimiento de rocas etc.
Si existen líneas eléctricas en la zona deberá solicitarse su desconexión.
Prever un lugar para descansar o comer apartado del fuego y de vehículos o maquinaria en movimiento.

En los trabajos de extinción

Garantizar el contacto visual y acústico con el resto de los componentes de la brigada de trabajo, evitándose trabajar aislado.
Al utilizar herramientas debe haber una separación de unos tres metros entre cada dos personas.
No colocarse justamente por encima o por debajo de máquinas que estén actuando en pendientes fuertes, para evitar caer sobre ellas o que caigan piedras u otros materiales por efecto del trabajo que realizan.
Cuando se utilicen mangueras no dirigir los chorros de agua hacia las líneas eléctricas.
Se debe vigilar continuamente la evolución del incendio y los factores que condicionan su propagación, no centrándose únicamente en el trabajo que se realiza.
Evitar actuar en los barrancos y en las laderas en que el fuego sea ascendente.
El personal no deberá trabajar más de doce horas seguidas, si alguien se encuentra muy agotado lo debe comunicar al responsable para que le permita recuperarse.

Comportamiento en caso de peligro inminente

En los casos de peligro en que se hace necesario protegerse de alguna contingencia o escapar del incendio se deben tener en cuenta, entre otras, las siguientes consideraciones:

Cuando se produce la voz de alarma no correr hasta saber de dónde viene el peligro.
Si se originan desprendimientos protegerse de tras de algún elemento de defensa sólido (árbol grande, roca, etc. ) o colocarse en sitios despejados para apartarse mejor.
No buscar nunca la huida ladera arriba, ni correr precipitadamente ladera abajo.
No correr en la dirección del viento.
Intentar pasar a la zona ya quemada o hacia los flancos del incendio.
Por absurda que pudiera parecer, nunca se debe de desobedecer la orden de retirada.