Incendios forestales, ¿cómo son?, ¿cómo se comportan? (II)

Los factores climatológicos

A diferencia del combustible y de la topografía, el tiempo meteorológico cambia continuamente. Sus cambios afectan al comportamiento del fuego de forma importante por lo que conocer los factores meteorológicos que pueden incidir directamente en la evolución del fuego y por ende en la seguridad de los actuantes en la extinción del mismo.

Los distintos factores que configuran la situación meteorológica de la zona en que se produce un incendio condicionan su evolución (desarrollo, avance y extensión de los frentes de llamas), debido a su influencia en el tres componentes del denominado triángulo del fuego.
Entre dichos factores los que tienen una mayor incidencia son los siguientes:

  • El viento.
  • La temperatura.
  • La humedad.

El viento

Además de actuar como comburente, es sin duda el más importante de los tres, especialmente por determinar, en gran medida, la velocidad de propagación del fuego.

Debido a la distribución de las tierras y de los mares y el cambio de las estaciones del año, sobre la superficie de la tierra se producen diferencias de temperaturas de unas regiones a otras que originan movimientos horizontales de aire que constituyen los vientos en general.
Por otra parte en áreas determinadas y debido también a diferencias de temperaturas entre el día y la noche o entre distintas situaciones topográficas surgen los vientos locales (vientos de carácterísticas puntuales y localizadas en una zona muy concreta, cierzo, tramontana, etc.), cuya acción se sumará a la vez de los vientos generales.

Estos vientos locales afectan muy directamente al comportamiento del fuego y a su vez las variaciones de calor producido por el propio incendio modifican las características del viento local, produciendo corrientes ascendentes o remolinos.
De estos vientos los que presentan mayor interés en la lucha contra el fuego son los vientos de ladera y los vientos de valle, cuya aparición está muy ligada a la topografía del terreno.

 

Vientos de ladera

Durante el día en las laderas de las montañas el aire se calienta más en las partes bajas que en las altas por lo que, por el efecto de convección, tienden a subir formándose los vientos de ladera ascendentes.
Estos vientos son más intensos en las solanas, por recibir mas calor, que en las umbrías, con frecuencia pueden ser turbulentos y su velocidad está comprendida entre 6 y 7 Km./h.

Por la noche, el aire de las zonas altas de las laderas se enfría más rápidamente que en las bajas y al ser mas pesado tiende a bajar por la acción de la gravedad, dando lugar a los vientos de ladera descendentes.

Los vientos descendentes son más estables que los ascendentes y su velocidad bastante menor, variando entre los 1 a 3 km./h.

Vientos de valle

En los valles en pendiente formados por dos laderas enfrentadas que se unen por su parte inferior, aparecen, por las mismas razones que en el caso anterior, los vientos de valle, pero que presentan una mayor intensidad.
Así la velocidad de los vientos de valle ascendentes, durante el día, oscila entre los 16 y 30 km./h. y los vientos descendentes, durante la noche, entre los 12 y 25 Km./h.

Acción del viento sobre el incendio

El viento es un factor determinante de la intensidad, dirección y velocidad de propagación del fuego y, por tanto, significa un condicionante fundamental en la lucha contra los incendios forestales.

Los principales efectos del viento sobre el incendio son los siguientes:

  • Desecación de la vegetación, que no ha sido afectada por el fuego, adelantando el momento de su quema.
  • Avivar el fuego mediante la aportación de mayores cantidades de oxígeno a la combustión.
  • Propagación de las llamas hacia el combustible que está sin arder provocando su ignición.
  • Desplazamiento de chispas o pavesas a zonas no incendiadas que ocasionarán focos secundarios en el incendio.
  • Cambios imprevisibles en el avance del fuego como consecuencia de las variaciones en la velocidad y la dirección del viento.

En general, cuanto mayor sea la velocidad del viento mayor será la intensidad y velocidad de propagación del fuego.
En relación a los cambios de dirección del viento sus efectos no siempre serán negativos, pues un cambio en el sentido contrario al avance del fuego puede contribuir a su extinción.

La humedad atmosférica

La humedad relativa del aire, que determina el contenido en vapor de agua del mismo, influye en el comportamiento del fuego en la medida en que determina la humedad del combustible.

Por consiguiente, cuanto menor sea la humedad relativa del aire los combustibles estarán más secos y, por tanto arderán más rápidamente, en cambio, si la humedad relativa es alta los combustibles estarán más húmedos y se quemarán con más dificultad.

El hecho de que la humedad relativa suele ser menor durante el día que por la noche, favorece que la vegetación presente mayor facilidad para arder en las horas diurnas.

Como en las áreas con vegetación arbolada se crea un microclima más húmedo que en las que están cubiertas de matorral, en estas últimas será mayor el riesgo de incendios.

La temperatura

Le elevada temperatura en ciertas épocas del año, como sucede en los meses de verano, puede contribuir a la iniciación y propagación del fuego al producir los siguientes efectos:

  • La desecación de los combustibles que será mayor cuanto más alta sea la temperatura.
  • El calentamiento del suelo que originará, por convección, corrientes ascendentes de aire.

Estos efectos tendrán mayor incidencia en las horas de máxima insolación que son las primeras horas de la tarde y por tanto serán también las de mayor riesgo de incendios.

La topografía del terreno

Debido a que los terrenos forestales corresponden, en general, a zonas de montaña, suelen presentar una orografía muy complicada con pendientes elevadas, alternancia de crestas y valles, cortados, etc., lo que determina una gran influencia en el comportamiento del fuego, no sólo por sus efectos directos, sino también porque esta configuración del terreno condiciona las características de los otros factores: la vegetación y la climatología.
Los tres elementos de la topografía más importantes para los incendios son:

    • La pendiente

      Los terrenos en pendiente favorecen la continuidad vertical de la vegetación y la aparición de los vientos de ladera ya considerados y, por tanto, facilitarán La propagación del incendio.

      Cuando el fuego avanza ascendiendo por una ladera, su velocidad aumenta al aumentar la pendiente debido a que:

      • Los combustibles están más próximos.
      • El viento ascendente va desecando la vegetación antes de que llegue el fuego.
      • Aumenta la velocidad del viento.
      • Se forman corrientes de convección.

      La velocidad de propagación puede llegar a duplicarse en una pendiente del 10 por 100 y se cuadruplica en una del 20 por 100.
      El fuego puede también avanzar ladera abajo, bien porque sea un incendio de gran intensidad o bien porque los vientos sean descendentes, como suele ocurrir de noche. Entonces el avance se hace más lento.

    • La exposición

      Según que una ladera esté, orientada al Sur, solana, o al Norte, umbría, las cantidades de calor del sol que recibe son distintas y como consecuencia también tienen distinta cantidad de combustible.

      En general las solanas están sometidas a una mayor insolación por lo que tienen menor humedad y menos vegetación que las umbrías y además en las solanas se formarán con más frecuencia corrientes de convección ascendentes, por lo que el fuego avanzar más rápidamente.

    • El relieve

      Si el relieve forma valles estrechos o vaguadas el fuego puede pasar con facilidad de una ladera a otra y también hay que tener en cuenta que, pueden actuar como verdaderas chimeneas en las que los vientos de valle que se formen pueden alcanzar gran velocidad y con ellos las llamas del fuego que propagan
      .

La orografía del terreno unida a las características climatológicas del momento en el que se produce un incendio, son factores determinantes que se debe de tener en cuenta para establecer el método a seguir para hacer frente al fuego, estableciendo pautas generales para el conjunto de la operación y particulares para cada situación puntual del mismo, dado que el comportamiento del fuego será variable según el punto geográfico donde se manifieste.