Con el paso de las horas y tras largas maniobras y esfuerzos por parte de los servicios de extinción y salvamento para contener, controlar y por último dar pos extinguido el fuego que se origino el pasado jueves en la subestación eléctrica de Unión Fenosa en la calle Alameda de Madrid, van aflorando más detalles sobre el estado y las consecuencias del mismo.
El fuego prendió con rapidez en el aceite de refrigeración de los transformadores aproximadamente unos 68.000 litros dentro de los mismos y unos 40.000 litros almacenados para su reposición.
El origen del fuego (energía de activación) aún se desconoce aunque se barajan varias hipótesis, una que una sobrecarga en el nuevo transformador que en esos momentos se estaba instalando produjese un recalentamiento en el aceite del circuito de refrigeración. Otra pudiera ser el recalentamiento de ese mismo aceite pero como consecuencia de la llama de algún soplete utilizado por el personal encargado de la instalación y puesta en marcha del nuevo transformador.
En el lugar que hace unas horas ocupaba la subestación se han encontrado equipos de soldadura oxiacetilénica compuestos por botellas de acetileno y oxigeno, elementos que sin duda contribuyeron a aumentar el poder destructor de las llamas y que fueron junto con las bolsas de gas acumulado por la combustión del aceite las causantes de la cadena de explosiones que se sucedieron durante el incendio.
El acetileno es un gas altamente inflamable usado frecuentemente en trabajos de soldadura, la mezcla de este gas con el aire en proporciones de entre el 2,3 y el 80 % le convierte en un agente explosivo de gran potencia máxime cuando en sus inmediaciones se manifiesta una fuente de energía (chispa, calor, etc) o bien cuando por la acción del calor el gas almacenado en el cilindro se descompone y como consecuencia de ello genera una sobrepresión que conducirá, si no se logra contener a tiempo, a la rotura del envase (cilindro) haciendo salir al exterior este gas sobrecalentado y produciendo una bola de fuego.
Este efecto se conoce como BLEVE (Bouling Liquid Expanding Vapor Explosión) es decir la salida violenta al exterior de un gas almacenado en estado líquido, el cuál por efecto del calor se ha gasificado en el interior del recipiente y que una vez se produce la rotura de éste por exceso de presión en su interior sale al exterior con una potencia calculada en 260 veces mayor que la del propio gas en su estado normal.
Una de las tareas de vital importancia para hacer frente a un incendio donde se encuentran implicadas botellas o cilindros que contengan acetileno, será dirigir los esfuerzos de los equipos entre otros, a retirar del teatro de operaciones aquellas que no estén directamente afectadas por las llamas y actuar sobre las afectadas procediendo a su refrigeración desde un lugar seguro (tras un paramento sólido) debido a que la explosión del cilindro o cilindros afectados llevará consigo además de la consiguiente onda expansiva, la proyección de partículas metálicas (metralla) procedentes de la rotura del envase.
El riesgo de explosión de un cilindro de acetileno afectado por la acción del calor puede prorrogarse hasta 24 horas después de haber sufrido la acción del calor debido al proceso de descomposición del gas y la acetona que contiene el cilindro.
Este condicionante junto con la lenta combustión de la gran masa de aceite (68.000 litros) contenida en los circuitos de refrigeración de los transformadores, ha llevado consigo la demora en la contención del incendio por parte de los bomberos que se han visto obligados a refrigerar estos circuitos de forma continuada para controlar la combustión interna del combustible.
Otro elemento utilizado en soldadura oxiacetilénica es el oxigeno, agente que actuará como oxidante y permitirá la fusión de los materiales que se pretenden soldar, pero que en el caso que nos ocupa, la acción del oxigeno ha sido como una parte más del tetraedro del fuego, es decir como comburente aportando si cabe un mayor enriquecimiento de la masa de combustible ardiendo.
Todos los condicionantes teóricos de la naturaleza del fuego (combustible, calor o energía de activación, comburente y reacción en cadena) se han dado cita en esta ocasión y además con una inusual virulencia.
Considerando solamente la carga de fuego correspondiente al aceite de refrigeración existente (como aceite de parafina y no piraleno), y por llegar a un punto que nos permita conocer la cantidad de combustible ardiendo por unidad de superficie que hubo en ese momento consideraremos lo siguiente:
Siendo:
Pi = Peso del producto (i) perteneciente al sector considerado en Kg.
Qi = Potencia calorífica del producto (i) expresado en mcal/kg ó en mjul/kg.
S = Superficie útil expresada en m2 .
Rdi= Factor útil de desarrollo del producto (i).
Ra = Factor de riesgo de activación del sector.
Rv = Factor de riesgo de pérdidas de vidas humanas del sector.
Las temperaturas alcanzadas y la carga de fuego alcanzada es de cerca de 9 mjul/ kg, las cuales sumadas a la de los demás combustibles almacenados (cables, maderas, etc.) han ocasionado como ya es sabido la destrucción total de la instalación.
A todo lo citado cabe añadir las causas que han favorecido la propagación del fuego tanto dentro del edificio como a través de la galería de servicios por donde discurre un entramado de kilómetros de cables que bien pudieran haber propagado el fuego y el humo a otros puntos de la ciudad.
La Norma Básica de la Edificación NBE – CPI-96 marca en su articulado los requisitos de protección contra incendios que ha de disponerse en locales de riesgo especial de un instalación.
Por otra parte el Reglamento de Protección Contra Incendios de la Comunidad de Madrid, más restrictivo que la norma nacional dice:
“Los recintos destinados a alojar en su interior centros de transformación, deben cumplir las condiciones siguientes:
Cuando el dieléctrico de los transformadores o aparatos sea inflamable o combustible de punto de inflamación inferior a 300 º C con volumen unitario inferior a 400 litros o en su conjunto sobrepasen los 1600 litros debe disponer de un sistema fijo de extinción automática con agente extintor adecuado.
Si la temperatura de inflamación o combustión del dieléctrico utilizado es igual o superior a 300 ºC (aceite de silicona, aislamiento seco o base de resina) deben constituir sector de incendio respecto del recinto del edificio con elementos compartimentadores resistente al fuego RF-60 como mínimo.
La estructura debe ser estable al fuego durante sesenta minutos (EF-60).
Como conclusión decir, que la sectorización del edificio y un sistema de extinción automática de incendios con un agente adecuado al tipo de fuego previsto así como un correcto mantenimiento de las instalaciones de protección contra incendios, hubieran contribuido a minimizar los daños habidos.