A vueltas con la torre Windsor

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Seguridad Corporativa y Protección del Patrimonio.

No deja de resultar extraño que un fuego iniciado en una planta 21 se propague sorteando incluso un cortafuegos (planta técnica) hacia plantas inferiores.

En un principio y en las horas siguientes, de forma inesperada el fuego descendió al primer cuerpo del edificio afectando en primer lugar a las fachadas y propagándose horizontalmente hacia el interior, lo que afecto a los forjados, pilares y járcenas ocasionando grandes deformaciones en los pilares de sujeción de las fachadas.

El fuego por su naturaleza es una reacción química de reacción-reducción exotérmica (con desprendimiento de calor) y sus mecanismos de transmisión obedecen a los principios de la física por lo que se transmite, además de por: convección, conducción y radiación, horizontalmente y verticalmente, y a más abundamiento sobre lo último hacia arriba, pero en ocasiones y en función de las temperaturas alcanzadas y de los materiales de combustión, puede desplazarse hacia plantas inferiores favorecido, por fenómenos como el Flameover.

La temperatura alcanzada por las llamas pudo llegar a sobrepasar los 1.000ºC en minutos; todos sabemos que las llamas son uno de los productos de la combustión junto con el humo y sus componentes (partículas sólidas en suspensión, calor, gases tóxicos e inflamables) son fuentes luminosas que manifiestan diversas coloraciones (rojo, amarillo, azul) según el tipo de combustible que esté ardiendo, estas a su vez se clasifican en llamas premezcladas (aquellas en las que un gas inflamable se mezcla con el oxígeno previamente, como ejemplo la llama de un mechero) o llamas de difusión, en las que la mezcla se realiza en la misma zona de combustión.

En los sólidos lo que se quema son los vapores de combustión, siendo necesario elevar la temperatura de éstos hasta posibilitar la emisión de estos gases de combustión, los cuales de seguir aumentando la temperatura llegarán a su punto inferior de inflamabilidad y se producirá la llama, ocasionado la pirólisis del combustible o lo que es lo mismo, la descomposición de éste como consecuencia del calor ocasionando llamas de difusión habituales en todo tipo de incendio.

La producción de humos forma parte de la degradación térmica de las materias orgánicas. En la degradación térmica de un polímero se da una interacción entre las reacciones de descomposición y las de composición (reticulacion y ciclatización), que trae como consecuencia una gran variedad de productos de degradación.

El humo como consecuencia de la combustión incompleta de los materiales también está compuesto, por partículas de esa combustión incandescentes y que por lo tanto aportan temperatura al aire que volviendo a esos principios de la física enunciados se suele desplazar hacia arriba.

La naturaleza, la proporción y la cantidad total de los productos de degradación (gases, alquitrán, humos, hollín y residuos carbonizados) dependen fuertemente de las condiciones de combustión.

Como “Flameover” se conoce a toda propagación súbita del fuego que se desarrolla a través de techos y paredes; estos mayoritariamente contienen elementos combustibles tanto en su construcción como en su acabado de pintura y decoración, las llamas en su halo de fuego en movimiento o dinámica, evolucionan y se propagan por los planos altos canalizadas por los techos y las paredes, y en su contacto con estas superficies las calientan, en un proceso de pirólisis muy rápido donde, a lo largo de la superficie de contacto se produce un proceso físico /químico, en el que primero se desprenden gases de la combustión hasta alcanzar su transformación en llamas cuando éstos llegan a su punto de inflamación, el calor radiado por las llamas a todas las superficies que componen el recinto se transmite al mobiliario y demás enseres siguiendo el mismo proceso pirolítico de transformación química y de propagación súbita, en cierto modo se trata de un proceso similar al del Flashover aunque su diferencia estriba, en que el primero es un propagador convectivo que posteriormente se propaga por radiación y sin embargo en el segundo, es la etapa final de reacción o propagación súbita de los gases supercalentados por radiación desde los planos altos a los planos bajos del recinto.

El Flameover es un activador muy importante del Flashover y como se indica en el punto anterior, es el causante de la propagación súbita de los fuegos producidos en el interior de los edificios.

El Flameover, representa un serio riesgo en todo incendio estructural, sobre todo cuando el fuego se empieza a propagar por el interior del edificio, siendo canalizado por pasillos, vestíbulos, huecos de escalera, etc.. sobre todo si estas instancias no cuentan con la sectorización oportuna, lo que las convirtiéndose en lugares óptimos para que el fuego se propague de manera rápida e incontrolada, su velocidad de desplazamiento puede ser tal que a una persona que esté corriendo durante la evacuación la puede sobrepasar rápidamente, según algunos expertos, se dice que el Flameover puede extenderse a la velocidad del rayo.

El enfriamiento de la capa de gases, se consigue aplicando chorros de agua en primer termino hacia la parte superior del compartimiento donde tenemos el avance y desarrollo principal del fuego, de esta manera se evita cualquier progresión de situaciones de Flameovers y Flashovers.

Por lo que respecta a las especulaciones sobre el derrumbe del edificio por colapso de la estructura del mismo, y sin ánimo de falsas ilusiones, no hemos de olvidar que el recubrimiento de la fachada estaba conformado por cristal sujeto por elementos metálicos lo que ha proporcionado una resistencia al fuego (RF) menor que la resistencia de los elementos portantes del resto del edificio (hormigón, ladrillo, pladour, etc) permitiendo de este modo la disipación del calor hacia el exterior y evitado por tanto que la gran masa de calor haya quedado concentrado en el interior del edificio aspecto éste que si hubiese provocado el colapso de la estructura.

La Norma Básica de la Edificación Condiciones de Protección Contra Incendios NBE-CPI/96 en el punto 19.2.3, habla de las condiciones que han de cumplir los elementos constructivos y los materiales ante una hipótesis de incendio en el interior de un recinto, indicando que los grados de resistencia al fuego de sus elementos constructivos no serán menores que el de la estabilidad al fuego exigible a la estructura del edificio en que se encuentren, por su parte la exigencia de resistencia al fuego de paredes no es aplicable a las fachadas en las cuales la resistencia al fuego será al menos igual a la mitad de la exigida al elemento de que se trate.

A la hora en la que se produjo el inicio del fuego y tal como han informado a las autoridades los distintos miembros del servicio de seguridad, no había constancia de la existencia de personas trabajando en el edificio, hemos de recordar una vez más el comportamiento del fuego y sobre todo la evolución de la curva de detección del mismo. Es posible, que como consecuencia de un trabajo de corte y soldadura en un material no enfriado debidamente, el fuego haya quedado en estado latente y debido al contacto del material soldado con otro tipo de combustible, moqueta, papel, después de unas horas de lenta combustión y ante un aporte de oxígeno suficiente, este haya producido llama.

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No es la primera vez que detrás en un siniestro de estas características, está la mano del hombre – se estaban realizando tareas de reforma y mantenimiento-, la emisión de polvo como consecuencia de las obras y otras partículas son posibles elementos que hacen saltar las alarmas al ser localizados por los detectores de incendio, máxime si éstos son iónicos o de partículas, siendo costumbre habitual su desconexión o apantallado para evitar las molestas falsas alarmas, recordemos incendios relevantes ocurridos no ha mucho tiempo como por los del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, el Liceo de Barcelona, y un largo etc, en todos ellos se estaban realizando obras de reforma ¡que triste casualidad¡

Los procesos de corte y soldadura, la acumulación de elementos combustibles en alguna de las plantas –disolventes, botellas de acetileno y de oxígeno o lamparillas de butano, pueden haber acrecentado la virulencia del fuego en la planta donde se encontraban.

Por otra parte y desde un principio, se ha estado especulando con la posibilidad del colapso del edificio debido a las altas temperaturas que se alcanzaron en su interior. Es lógico presuponer y comparar situaciones, máxime cuando no son tan lejanas en el tiempo – Edificio Windsor = Torres Gemelas – pero las circunstancias son completamente distintas.

Las Torres Gemelas sufrieron de una parte el impacto de los aviones y las consecuencias de la elevación de temperatura debidas a la inflamación del combustible (queroseno), desplomándose cuando su estructura interna (acero y no hormigón) se fundió.

Pero todo lo expuesto anteriormente, no es más que una serie de razonamientos realizados desde el humilde conocimiento del autor en esta materia, sin descartar claro está, la posible actuación mal intencionada de seres incontrolados e interesados que desmontarían por completo todas las tesis expuestas.